Este verano, Anna ha estado en Uganda. Es algo que hacía tiempo que tenía en la cabeza, y este año decidió lanzarse y montar por su cuenta un voluntariado con un grupo de amigos.
Estuvieron en Moroto, al norte de Uganda, ayudando a unas monjas de Calcuta cuya labor se centra sobre todo en cuidar de niños pobres, chicas que han huido de sus casas, de atender a varios colegios y acompañar a presos en la cárcel.
Según Anna, ha sido una vivencia increíble, de la que ha aprendido mucho de cada persona con la que se ha encontrado ahí. Comenta que a veces, nuestro día a día tiene tanta fuerza que nos arrastra, y nos viene bien ver otra realidad distinta para aprender a dar a cada cosa su importancia.
Desde aquí, quieren seguir ayudando a las sisters y a la gente de Moroto en varios proyectos, porque, según ella, hemos creado un puente entre ellos y nosotros, y tienen una mano aquí que siempre les acompañará.
Os dejamos algunas fotos del viaje